Me ha llamado poderosamente la atención la distinción que hace Freud, entre angustia, miedo y terror. La palabra que considero clave es la que hace referencia a esa anticipación o apronte ante el peligro; que lo constituye un estado emotivo sin objeto. Distinto al miedo que sí tiene objeto o al terror que no ha tenido esa etapa anticipadora de la angustia. Esa atención sensorial y tensión motríz, que señala Freud, como angustia tóxica, que califica en última instancia como pulsión de autoconservación del Yo... lo describe todo magistralmente... pero leyendo este texto, recordé (sin minusvalorar el aporte de Freud, que es significativo), una crítica clara que hace Ricoeur al psicoanálisis en su libro: Freud: una interpretación de la cultura. De manera especial cuando a la altura del Libro Tercero, sobre "Dialéctica: Una interpretación filosófica de Freud", en el capítulo sobre "Epistemología: entre psicología y fenomenología", en el apartado 4, señala que: El psicoanalisis no es la fenomenología. Obra que comprenden sus conferencias que van del período del 1961. en la universidad de Yale, hasta el 1962, en la universidad de Lovaina. Bien, pero, ¿qué es lo que dice? y sobretodo, ¿en qué ayuda a nuestro seminario?...
Primero lo que dice. Menciono solo algunos párrafos, en donde los subrayados son míos:
"La fenomenología no engloba al psicoanálisis, sino que, por una diferencia casi imperceptible, nos ofrece tan solo una especie de comprensión del psicoanálisis, en el límite de sí misma" (340-341).
"El psicoanálisis no es una disciplina reflexiva; el descentramiento que efectúa difiere fundamentalmente de la "reducción", en cuanto está constituído muy exactamente por lo que Freud denomina "técnica analítica" y que engloba lo que Freud coloca bajo dos títulos diferentes: el método de investigación y la técnica del tratamiento... la fenomenologia es una modificación de la duda cartesiana sobre la existencia, el psicoanálisis es una modificación de la crítica spinozista del libre albedrío... mientras la fenomenología comienza con un acto de "suspensión", mediante una Epoché, que está a la libre disposición del sujeto, el psicoanálisis comienza con una suspensión del control de la conciencia, por el que el sujeto se hace esclavo..." (341).
"No hay duda de que el modelo perceptivo de lo inconsciente, en fenomenología, apunta hacia el inconsciente analítico, en la medida en que éste no es un receptáculo de contenidos sino un foco de intenciones, de orientaciones-hacia; brevemente, en cuanto que este incosciente es un sentido...(342) ...el psicoanálisis descifra otro texto en el texto de la conciencia... la fenomenología nos hace comprender que el sentido, vivido de manera efectiva, de una conducta desborda la representación que la conciencia adquiera de él; la fenomenología nos prepara de esta forma para comprender las relaciones de sentido entre los representantes pulsionales y sus derivados..."(343).
Evidentemente aquí Ricoeur, ya menciona su propuesta de desarrollar una Arqueología del Sujeto, ...de hacer una hermenéutica... que se concretizará de forma madura, años después con el Sí mismo como otro.
"Lo inconsciente está estructurado como un lenguaje, afirman Lacan y sus discípulos...(345) ...Pero la interpretación lingüística [de Lacan], no constituye una alternativa de la explicación económica [de Freud]; solo sustrae esta última a la reificación, haciendo ver que los mecanismos correspondientes a la económica sólo nos son accesibles en su relación con la hermenéutica...(346) ...Por alguna razón, Freud no toma en consideración el lenguaje al tratar de lo inconsciente, sino reserva su papel al preconsciente y al consciente... La forma en que la pulsión llega al psiquismo se llama [para Freud] "presentación" (Repräsentant); se trata de un factor significante, pero no lingüístico todavía; en cuanto a la "representación" propiamente dicha (Vorstellung), ésta no es ya, en su textura específica, del orden del lenguaje: es "una representación de cosa", no "una representación de palabra"..." (347).
En este punto, Ricoeur introduce el problema de la metáfora, para pasar finalmente a la última objeción, que se refiere al tema de la intersubjetividad, que será el más amplio y extenso.
Hasta aquí creo que pueden encontrar respuesta la observación a la verbalización del "es" que menciona Ajbé que hace referencia a lo presentado (presente) y no a lo representado (representación), en relación al problema de "ser" en su doble connotación de existencia (en cuanto que es) y a su significado (en cuanto qué es); y también al problema lingüistico de la "nadificación de la nada" que señala Kefler, que representaría más un problema al interno de la representación de la representado... Por cierto, no sé si entendí correctamente sus comentarios, pero a estas alturas valió la pena suscitar este otro comentario...
"Sin duda es en el tema de la intersubjetividad donde fenomenología y psicoanálisis estan más cerca de confundirse, pero también donde se distinguen en forma más fundamental... ...es aquí justamente donde el psicoanálisis se distingue en forma más radical de todo cuanto la fenomenología puede comprender y producir con los solos recursos de la reflexión... el psicoanálisis es una técnica ardua... Jamás nos sorprenderemos bastante de tan audaz hallazgo: tratar la relación intersubjetiva como una técnica..." (355). ..."traducir" lo inconsciente en consciente y "suprimir la coacción" proveniente de las resistencias es uno y lo mismo...(357). ...Y es también en ese punto donde el filósofo formado en la reflexión fenomenológica se siente y se sabe excluído de la comprensión viva de lo que sucede en la relación analítica. La práxis analítica se distingue ahí en última instancia de cualesquiera equivalentes fenomenológicos imaginables. La estrategia relativa a las resistencias toma, con la cuestión de la transferencia, una figura concreta..." (362).
A estas alturas podemos preguntar, ¿que tiene que ver Ricoeur con el primer Heidegger?. Bueno, el planteamiento se circunscribe al ámbito de la fenomenología y cómo desde la percepción de la angustia, del ser y de la nada, se desarrolla todo el discurso que nos conducirá a Ser y Tiempo, el asunto es el estado emotivo de la angustia, del ser y de la nada, en cuanto experiencias que experimentamos y que lamentablemente debemos significar. A Levinas le parecía más apropiado el horror de la noche:
"Noi contrapponiamo l'orrore della notte, "il silenzio e l'orrore delle tenebre", all'angoscia heideggeriana; la paura d'essere alla paura del nulla. Mentre in Heidegger l'angoscia realizza l'"essere-per-la-morte", che in qualche modo viene colto e compreso, l'orrore della notte "senza via d'uscita" e "senza risposta" é l'esistenza irremissibile" (Cfr Dall'esistenza all'esistente, Editrice Marietti, Genova, 1997, pag 55).
Pero eso será asunto de otro comentario... la nada Hd. más parece al "Il y a" de Levinas, pero describen realidades totalmente distintas, el primero la imposibilidad de la posibilidad de no ser y el segundo la condena a ser dentro del ser que hay.
¿En síntesis, cuáles son los rasgos más destacables de la fenomenología en comparación con el psicoanálisis?, o sea ¿qué tienen en común y que los diferencia? Hay por lo menos dos o tres rasgos propios esenciales sugeridos por el texto de Ricoeur.
ResponderEliminarDe tus propias elaboraciones me intriga algo: "el estado emotivo de la angustia, del ser y de la nada, en cuanto experiencias que experimentamos y que lamentablemente debemos significar". Por un lado, ¿"son" ser y nada "estados emotivos" equiparables a la angustia? Pero más allá de esto, ¿por qué "lamentablemente debemos significar" las experiencias de ser, nada y angustia? ¿Por qué "lamentablemente"? Como quiera que sea, además de por estados de ánimo, también estamos constituidos esencialmente por variados entendimientos. ¿Podemos, y es mejor no entender?... A propósito de esto, otra cuestión, esta vez dirigida más bien hacia la mejor comprensión de ST en lo que dice de la estructura constitutiva básica del ser humano: ¿Qué tal si no se trata en primer lugar de estados de ánimo y entendimientos y sólo luego de articulación y/o significación lingüística? ¿Qué tal si el ánimo y la comprensión están ya articulados y significan desde sí y --o principalmente-- desde su mutua referencia? De nada de esto, por cierto, tiene que haber conciencia, y casi nunca hay, por lo que se encuadraría con el famoso dictum de Lacan... pero eso ya es harina de otro costal (¿lo es de veras?...)